Dentro del cuadro de la literatura española del siglo XVI puede y suele establecerse un cierto parangón entre los libros de pastores y tres obras narrativas a que se aplica el calificativo de novelas moriscas: El Abencerraje, la Historia de los bandos de los Zegríes y Abencerrajes, de Ginés Pérez de Hita, más conocida por el título Guerras civiles de Granada (2) y la «Historia de los dos enamorados Ozmín y Daraja», de Mateo Alemán, que aparece intercalada en la primera parte de la Vida de Guzmán de A/farache. Comparables son, efectivamente, el alejamiento de la contingencia inmediata que puede lograrse mediante el disfraz pastoril o el morisco al conjugar la temática de amor y celos, y de ello dan buena prueba los romances de juventud de Lope de Vega(3). Mas en las obras de ficción citadas la materia morisca no es adventicia, sino que responde, como la materia de los libros de pastores, a una problemática propia, si bien de orden muy diferente.
No creo pueda reducirse a una fórmula válida para ambos casos la correlación que en El Abencerraje y en el libro de Pérez de Hita se establece entre el ámbito de la ficción y el mundo del autor, pero hay un aspecto fundamental que une las dos obras. Sin duda está muy alejada de la vida diaria coetánea la imagen idealizada que en ellas se ofrece del caballero moro en relación de igualdad con el cristiano, pero al examinar el contexto histórico preciso en que aparecen tales novelas, se pone de manifiesto en cada caso una toma de posición frente a una realidad de la época: la población morisca española y la actitud que ante ella adopta la sociedad. Separadamente hay que considerar la «Historia de Ozmín y Daraja», de Mateo Alemán, que no es posible interpretar sin tener en cuenta la complejidad de la Vida de Guzmdn de Alfarache (1599) de que forma parte. En cuanto a la novelística posterior, ninguna obra importante se centra en torno a los temas y situaciones —idealización de la pareja mora, trato ejemplar entre caballeros moros y cristianos— que forman el vínculo de las dos primeras novelas moriscas, aunque éstas no dejen de influir en los diversos relatos de cautiverio que se escriben en el siglo XVIII (4).
El Abencerraje y